Tuesday, September 3, 2013

Un Trastornado Con Poder

    Graco Ramírez Garrido Abreu, gobernador del estado de Morelos es un ejemplo de  aquel grupo humano de seres nocivos que la psicología forense define como psicópatas (1), o sea seres que padecen de un trastorno mental y que forma parte de un grupo personalidades de alto grado de peligrosidad como lo fue en su momento el padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo o la ex dirigente de los maestros Elba Esther Gordillo y tantos ejemplos de talla mundial que sobran mencionar y del que se ofrece un breve análisis.

    De la Escala de Evaluación de Psicopatía (2), instrumento técnico utilizado por las instancias de procuración de justicia en los Estados Unidos y agencias diversas, tenemos cuatro facetas en las que el gobernador de Morelos califica con grados altos y que son:

INTERPERSONALES
  1. Facilidad de Palabra / Encanto Superficial
  2. Sentido Desproporcionado de Autovalía
  3. Mentiroso Patológico
  4. Estafador / Manipulador
AFECTIVAS
  1. Ausencia de Remordimiento o Sentido de Culpa
  2. Afecto Superficial
  3. Insensibilidad Afectiva / Ausencia de Empatía
  4. Incapacidad para Aceptar Responsabilidad de Acciones Propias

ESTILO DE VIDA
  1. Necesidad de Estimulación / Tendencia al Aburrimiento
  2. Estilo de Vida Parasitario
  3. Ausencia de Metas Realistas a Largo Plazo
  4. Impulsividad
  5. Irresponsabilidad

ANTISOCIALES
  1. Pobre Autocontrol de la Conducta
  2. Problemas de Conducta en la Infancia
  3. Delincuencia Juvenil
  4. Revocación de Libertad Condicional
  5. Versatilidad Criminal

    Su trayectoria ofrece un preocupante perfil delincuencial que debería de alertar a los distintos sectores de la población del estado. A lo largo de su vida, desde su adolescencia, definió su identidad con una suma de actos inescrupulosos. Entender la patología y riesgo implícito en éste personaje nos ofrece la ocasión de mitigar en la medida de lo posible, los efectos nocivos de su administración y advertir esas constantes funestas en su vida actual como gobernador. Bajo su gobierno, la depredación organizada sobre la vida de los morelenses está teniendo ya un doloroso resultado sobre los niveles de bienestar siempre anhelados y de éste análisis se esperaría la acción ciudadana como medio para detener el deterioro en el estado.

   El abuso del poder, el engaño, la corrupción, la traición a personas e instituciones han sido su constante según consta mediante testimonios personales y documentales, fuentes para éste análisis. Los descalabrados han sido sus colegas estudiantes, sus mecenas, sus cómplices políticos, sus compañeros de partido y ahora sus gobernados. Desde estudiante preparatoriano ha traicionado por dinero a quienes se suponían parte de su círculo más íntimo, sin mediar el menor grado de remordimiento o consciencia sobre sus acciones, como lo señala la escala anterior. Sus intereses vitales, dinero y poder lo han arrastrado siempre, una compensación psicológica típica a la falta de humanidad en estas personas. Sus víctimas le ofrecieron amistad, credibilidad, colaboración y  hasta voluntario sometimiento. A ello correspondió con traición. A todos lesionó de manera consistente con su estructura de personalidad trastornada.

    Su origen es significativo porque nos dibuja las carencias afectivas en su edad temprana, lo que por consiguiente influye en aspectos importantes de su personalidad y conductas en edad adulta. Tiene tres hermanos actualmente distantes a él, conociéndose en particular las desavenencias con su hermano Domingo quien lo aborrece. Tiene una hermana que vive en Tijuana quien también lo desprecia. De su historia juvenil, se sabe que participó como golpeador de manifestaciones sociales en el estado de Tabasco siendo éste un rasgo común con la delincuencia o problemas juveniles en quienes presentan el trastorno.

     En lo relativo a su vida conyugal, tuvo tres hijos fruto de un primer matrimonio del que poco se sabe y en el que de manera inusual, sus vástagos viven a la sombra de la vida pública de su padre, cuestión contrastante con la abierta promoción que hace de su actual pareja y los hijos de ella. A esos hijastros, los ha corrompido como es públicamente sabido, les enseño sus artes criminales. Viven aprovechando su sombra. Son sus útiles y bien remunerados comparsas dentro de la vida pública del estado.

    Uno de ellos, de verdes años y sin ningún antecedente de servicio público ni profesional, Rodrigo Gayosso, fue Secretario del Ayuntamiento de Cuernavaca donde promovió negocios y componendas junto con el ahora diputado Manuel Martínez Garrigós y actualmente con orden  de aprehensión. Un estudio meticuloso de su trayectoria familiar ofrecería claros indicios de como la desintegración en su escala de valores y personalidad se formó a raíz de posibles traumas o conflictos familiares desde su niñez y cómo esta ha sido un eje en la conducción poco ética del circulo familiar actual al grado de hacerlos cómplices y protegidos como es también el ejemplo de nepotismo al nombrar a su ex-mujer como directora del canal estatal de radio y televisión.

    Desde sus orígenes como estudiante a finales de los años sesentas, Graco Ramírez se ofreció a la policía política de ese entonces, la tenebrosa Dirección Federal de Seguridad para prestarse como informante desde su escuela, la Preparatoria No. Seis de la UNAM. Informaba a cambio de dinero de lo que acontecía dentro del movimiento estudiantil de la época, cosa que coincide con los penosos años de la guerra sucia en donde las desapariciones y represión a personajes de izquierda nos deja una amarga memoria. su papel de soplón delator sobre el movimiento estudiantil de 1968 fue de gran dinamismo. Desde su Escuela Preparatoria se infiltró en varios grupos desde los que obtenía información.  Aún al servicio de la DFS, continúa con su encargo al incorporarse al Partido Mexicano de los Trabajadores, donde cultiva a la par su imagen de activista de izquierda mientras que es responsable de espiar las actividades de distinguidos personajes como Carlos Fuentes, Heberto Castillo y demás miembros hasta que es descubierto y expulsado de tal instituto.

    Con esta trayectoria, se mantiene como alfil de los gobiernos priístas  para minar los esfuerzos de la izquierda mexicana al formar junto con otro mercenario, Rafael Aguilar Talamantes, el Frente de Reconstrucción Nacional apoyado con el financiamiento gubernamental a cargo de la Secretaria de Gobernación, lo que le valió al partido el mote de “paraestatal” al hacerse pública esta corrupta relación. Con la misión de dividir para vencer, su constante activismo se vincula con movimientos de invasores, porrismo y rompimiento de huelgas o simplemente en el cumplimiento de “misiones” naturalmente bien remuneradas que se le asignaban desde a DFS. En su doblez obtenía prebendas y dinero también de la Dirección de Investigaciones de la misma secretaría.

    En el año 1988 Graco Ramírez y su asociado Aguilar Talamantes rompen con el proyecto Cardenista para crear con su partido un grupo de legisladores a modo de los intereses del gobierno del entonces presidente Salinas, cosa que debilitó y fragmento al naciente movimiento opositor.  Es así que a partir de sus encargos y los fondos gubernamentales para financiar tales operaciones que empieza a construir una inmensa fortuna cuyos oscuros orígenes nunca ha podido demostrar. Nunca ha exhibido recurso alguno que demostrara su origen honesto, por ejemplo a través del pago de impuestos que esto implicaría.

    En ese entonces, traiciona a su socio Aguilar Talamantes para venderse a los “Chuchos” del PRD, Jesús  Ortega y Jesús Zambrano. Como miembro del Partido de la Revolución Democrática, encuentra en Andrés Manuel López Obrador un soporte de sus intereses y es promovido por AMLO a los cargos de diputado y senador sin que haya mediado una sola elección directa. Es un sátrapa abrigado por las candidaturas plurinominales en el congreso. A últimas fechas, es reconocida su abierta traición al candidato López Obrador previo uso de su imagen y peso electoral para aprovecharlo en su proyecto personal en Morelos. Este último ha señalado abiertamente el juego de manipulación y conveniencia con el que se benefició a lo largo de su relación con el ex candidato presidencial. Hoy es blanco de terribles críticas pues se ha abierto como sólido simpatizante de Peña Nieto. La tendencia a la manipulación y estafa, en perspectiva muestra que no hay límites y sí una profunda carencia del sentido de responsabilidad por sus acciones.

     Con una megalomanía desbocada, de forma oportunista ahora  se asume crítico de AMLO y lo juzga por haber perdido la presidencia al “no haber escuchado mis consejos y estrategia electoral” (sic). Este rasgo de personalidad se ha venido revelando cada vez como más enfermizo en las últimas épocas y es una señal importante de su grado de trastorno mental. Tales personajes son proclives a una pérdida de contacto con la  realidad motivada por un narcisismo agudo observable en la necesidad de proyectar su imagen personal en cualquier espacio o circunstancia. El narcisismo como condición de trastorno mental es uno de sus rasgos más notorios además de alejarlo de manera  preocupante de la realidad.

    De su trayectoria como mercenario gubernamental y confirmación de su estilo de vida parasitario, otro aspecto con alta calificación de su perfil psicópata,  se tienen fuentes públicas de las que nunca ha intentado desmarcarse ni desmentido porque son auténticas. En su haber, está el cobro constante como “aviador” en instituciones públicas como IMECAFE, y la Dirección de Administración de Presidencia (1971-76), Dirección de Transportes de SIDERMEX  y el Fideicomiso Acapulco (1978-82), Departamento del Distrito Federal (1983-88). Estuvo en las nóminas del Partido del Trabajo (1988-94), en 1995 y hasta el 2000 cobró en la Lotería Nacional. Saqueó el presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social a través de dos fundaciones que organizó en Morelos con la ayuda de dos distinguidos morelenses en su calidad de delegados de la secretaría.

    Recibió apoyos de la Secretaría de Gobernación y del Gobierno del Distrito Federal además de Caminos y Puentes Federales de Ingresos (1998-2000) y muy sustantivamente de la Lotería Nacional. Estos últimos con el encargo de crear un enrarecimiento político extremo engañando y manipulando entre importantes sectores de la población para promover el desgaste y eventual renuncia del gobernador del estado de Morelos, Jorge Carrillo Olea. Memorable es la seducción que hizo al obispo Luis Reynoso de Cuernavaca para unirse a ese movimiento del que se acabó separando por consejos del obispo de Ecatepec. Pronto se retractó abiertamente por haberse dejado engañar para tal propósito. 

    Durante la gestión como gobernador de Morelos de Sergio Estrada, llega a la nómina del Estado de Morelos invitado por el gobernador para hacer “Estudios Hacendarios” de los que no se conoce documentación o resultado alguno, además de ofrecer “Proyectos Conceptuales” para la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca. En el siguiente sexenio se vende al gobernador Marco Adame ofreciéndole como complicidad su discreción ante la delincuencia que brota e inunda al estado. Eso en otros momentos fue su bandera como activista y golpeador, la cual abandonó por ya no ser útil y sí contraria a su nuevo papel de observador como cómplice silencioso. Tal incongruencia le reportó buenos ingresos a lo largo del sexenio panista además de contar con fondos del gobierno de Puebla y del Distrito Federal.

    Las últimas elecciones en el estado de Morelos lo distinguieron como un candidato cuya campaña alcanzó niveles de derroche de fondos como ninguna exhibió nunca en  el estado y el proporcionalmente, en el país. Un gasto desproporcionado que fue financiado desde los estados de Puebla, Guerrero y Sinaloa además del Fideicomiso de la Central de Abastos, una entidad con turbios manejos por parte de su director Raymundo Collins, de oscuro pasado como policía judicial federal y que a últimas fechas ha sido cuestionado por las operaciones de la delincuencia en esa microciudad dentro del D.F en donde la extorsión, secuestros, prostitución y narcomenudeo azotan a los usuarios. Sonadas son las traiciones a sus simpatizantes como lo fue el rector de la universidad del estado a quien le prometió una candidatura a senador a cambio de su apoyo dentro de la institución o su negativa a un proyecto de infraestructura en Huesca, para después traicionar sus promesas y ejercer el uso de la fuerza pública para intimidar a la movilización social en esta población.

    Con esta consistente trayectoria, podemos inferir que de acuerdo a la máxima freudiana, “origen es destino”, Graco Ramírez Garrido Abreu está conduciendo un gobierno a modo que le permita continuar con sus conductas inescrupulosas y hasta delictivas, de total falta de empatía y responsabilidad para con la sociedad morelense y sus instituciones. Su perfil sugiere que de manera consistente, buscará promover su imagen en cuanto espacio encuentre, a cualquier costo a la par del fracaso intencional en sus responsabilidades o compromisos. Una penosa muestra fue la mentira que sostuvo al decir que había recibido a la madre de una joven asesinada para días después, ser desmentido por ella misma y verse obligado a desdecirse públicamente y recibirla. De manera recurrente mintió sobre el caso de la estatua ecuestre de Morelos que había sido vandalizada en la autopista a México. Este ausente sentido de respeto por el dolor ajeno y fuerte tendencia a la mentira y manipulación, además de ser el más patológico de sus rasgos, nos permite predecir la total ausencia de empatía y solidaridad por las víctimas de la violencia en el estado así como su sentido de responsabilidad por sus actos.

    Sus desbarres gubernamentales son inocultables por más que tenga enmudecidos a los medios de comunicación y se ensañará cual gato con ratón ante aquellos que le representen un obstáculo o la oportunidad de lucimiento como tal lo hizo al minimizar la última marcha ciudadana y equipararla negativamente con una marcha en defensa de la diversidad sexual. El cerco informativo que ha creado alrededor es para mantener su constante obsesión: lucir públicamente. El minimizar y cercar los esfuerzos ciudadanos en las últimas marchas no sólo es otra confirmación, sino la muestra de lo que será su actitud en relación a la ciudadanía a quienes hostigará y descalificará como estrategia para minimizar sus genuinas acciones

    Siguiendo a su megalomanía y su sentido desproporcionado de autovalía, en sus fantasías  ya se ve  perfilado  como “lógico”  candidato a la presidencia sin que medie un sentido de realidad objetivo y aterrizado, lo que tendrá consecuencias funestas para sus gobernados. El costo para el estado de estas auténticas loqueras será muy alto. A casi un año de ejercicio de gobierno NO HAY PROYECTO, todos los días se proclama el delirio con que se soñó la noche anterior, un rasgo de ausencia de metas realistas. Esto además de contribuir a la declinación de la coherencia social, mantendrá al estado en un proceso de degradación que ya es evidente. No mejora la seguridad, ni el empleo, ni el medio ambiente. Tampoco la salud, ni la educación.

    Las ciudades se hunden en la basura y contaminación de todo tipo, talentos y capitales huyen del estado constantemente, todo se vende, todo se alquila -ciertamente los favores oficiales. Y algo muy grave: la imagen pública del estado, a nivel nacional e internacional es simplemente lamentable. Así mal conducidos por un trastornado mental ¿a dónde van los morelenses?  

    Entonces, tenemos que las señales del psiciópata son claras, constantes y consistentes con los textos especializados en esa rama de la salud. Aquellos interesados en profundizar en este tema encontrarán más señales de riesgo pero para quienes son ciudadanos comunes, sólo la simple observación de este personaje nos revelará al lobo que no sólo viste con piel de oveja sino que es una persona que desde su profundo vacío de humanidad, vive obsesionado con satisfacer su sed de poder en tantos espacios como le sea posible.

    Graco Ramírez Garrido Abreu es un agente al servicio de la perversidad presidencial que se dedicó a destruir la vida política y la convivencia social del estado de Morelos a partir de una crisis de seguridad. De esto, capitalizó de manera extraordinaria en términos económicos y políticos para fomentar una red de corrupción, protección y simulación con los gobiernos panistas del momento. Ahora, está cobrándose con creces tal inversión sin que tenga el menor remordimiento y sí, una clara e inteligente operación para beneficiarse él y su grupo de los diferentes recursos y oportunidades que su posición en el poder le ofrece. Esto significa que el estado de Morelos vive una amenaza en su futuro inmediato que podrá extenderse a más de dos décadas después de que acabe el gobierno actual, dejando a su paso una estado destruido en sus instituciones y posibilidades de desarrollo para las próximas generaciones. En conclusión, la seguridad y destino de los morelenses están en manos de un trastornado mental.

    Valga este texto como llamada de atención para que los morelenses cobren consciencia de aquello que podría llevar al Estado de Morelos al más profundo estado de degradación posible y que es una trampa insalvable si las circunstancias de gobierno, todo un grupo de incompetentes y corruptos no cambian. Son una amenaza terrible, demoledora de expectativas de futuro para cientos de miles de morelenses y es ahora cuando la ciudadanía debe despertar a la verdadera realidad que apenas empieza y de la que sin su participación organizada se podría volver una amarga pesadilla, que tiende aceleradamente a hacerse realidad.


(1)
FBI Law Enforcement Bulletin, Autores varios. Julio 2012
Escala de Evaluación de Psicopatía PCL-R, Rober Hare, Ph.D.
Manual sobre Psicopatía y Leyes, Kent A. Kiehl. Oxford University Press
“Sin Consciencia: La Desagradable Historia de los Psicópatas en Nuestro Alrededor”, Robert Hare, Ph.D.
“El Psicópata de al Lado”, Martha Stout, Ph.D., Random House
“Ponerología Política: Ciencia sobre la Maldad Utilizada con Fines Políticos”, Psic. Andrej Lobaczweski

(2)
Escala de Evaluación de Psicopatía PCL-R, Robert Hare, Ph. D.